Ecología

Economía circular, ciudades circulares: una alternativa sostenible para América Latina y el Caribe

Por Daniel Stagno

En las eras de la industrialización y la información, las ciudades han sido grandes motores para el desarrollo de la humanidad. A pesar de ocupar tan solo 3% de la superficie terrestre, las ciudades concentran más de la mitad de la población y generan cerca de 80% del PIB mundial. En su mayoría, los sistemas productivos urbanos han sido estructurados sobre la base del modelo económico lineal. Este modelo —enfocado en la extracción, transformación y desecho— ha conducido a incrementos sin precedentes en el nivel de ingreso de los hogares urbanos, ayudando a millones de personas alrededor del mundo a superar la pobreza. Actualmente, el ingreso medio de los hogares en las principales urbes de América Latina y el Caribe duplica al ingreso medio de los hogares rurales, de acuerdo con estimaciones del McKinsey Global Institute.

A pesar de su innegable capacidad para la generación de riqueza, los sistemas productivos lineales imponen grandes presiones sobre los entornos naturales y urbanos que los sustentan. Las ciudades son responsables del consumo de 75% de los recursos naturales, 66% de la energía producida y 54% de los materiales del mundo, y se espera que para 2050 consuman el 80% de los alimentos disponibles. Adicionalmente, las ciudades emiten entre el 50% y el 80% de los gases de efecto invernadero globales y generan la mitad de los residuos sólidos del planeta. América Latina y el Caribe no escapa a esta tendencia: en la región con la más rápida urbanización del planeta, las ciudades generan 160 millones de toneladas de desechos sólidos al año, de los cuales únicamente se recicla alrededor de 3%.

Paradójicamente, el modelo lineal ha llegado a un punto de inflexión. Los costos sociales de la contaminación y el agotamiento de recursos naturales ganan terreno frente a los beneficios económicos que el modelo lineal ha generado, tal como lo demuestra el traspaso de varios límites biofísicos para la estabilidad y resiliencia del planeta. De hecho, estimaciones el Foro Económico Mundial y Accenture Strategy sugieren que actualmente se necesita la capacidad regenerativa equivalente a 1.7 planetas Tierra para reponer los recursos consumidos y absorber la contaminación generada por nuestros sistemas productivos. Para el 2050 se necesitará el equivalente a 3 planetas. El modelo de extracción-consumo-desecho es insostenible, pero ¿existe una alternativa sustentable y económicamente viable?

Economía circular: un enfoque sustentable

La economía circular busca desvincular gradualmente la generación de valor del consumo de recursos finitos. Esto implica mantener materiales en circulación de manera indefinida, obteniendo el mayor valor posible antes y después de su desecho. La economía circular contempla el uso de diseños y tecnologías que minimicen la generación de desperdicios durante la producción de un bien o la provisión de un servicio. Además, invita a repensar procesos productivos para incorporar materiales de desecho y reciclados como insumos para nuevos productos. Así, los modelos circulares favorecen el mantenimiento de activos en lugar de su reemplazo, y priorizan el uso sostenible de recursos; por ejemplo, a través de la transición hacia energías renovables o la adopción de esquemas de compensación ambiental.

Las 7 R de la economía circular
. Repensar, rediseñar y reducir. Minimizar la generación de residuos y la contaminación desde la etapa de diseño.
. Reusar. Favorecer el diseño y producción de mercancías modulares y de usos múltiples. Favorecer la proliferación de modelos de economía colaborativa.
. Reparar. Priorizar el mantenimiento sobre el reemplazo.
. Reciclar. Favorecer la separación y reciclaje de desechos. Producir en ciclo cerrado, . incorporando materiales reciclados en procesos de remanufacturada.
. Recuperar. Regenerar recursos y sistemas naturales. Maximizar el aprovechamiento energético de los desechos producidos.

Fuente: https://blogs.iadb.org/