Tecnología

¡Para tener en cuenta! Reparar: la cuarta R

Alargar la vida de nuestros aparatos es bueno para nuestra economía y también para el medio ambiente, ya que evita la producción y el consumo innecesarios. Sin embargo, hoy en día encontramos productos cada vez más difíciles de reparar, por razones diversas:
Diseño: aparatos con partes no accesibles para las reparaciones, con piezas de plástico en lugar de metal.
Información: servicios técnicos independientes y usuarios sin acceso a la información necesaria para realizar las reparaciones, que algunas compañías consideran de su propiedad.
Costos: algunos recambios tienen precios desorbitados, que hacen económicamente inviable la reparación
Como consecuencia de este estado de cosas, hay productos con tiempos de vida cortísimos, como los teléfonos móviles. Se nos dice que los usuarios estamos ansiosos por tener el último modelo, pero se habla poco de las pantallas que se rompen con facilidad, los programas difíciles de actualizar, las baterías imposibles de cambiar.

El movimiento reparacionista

Reparar se ha convertido en un reto. Tantas dificultades acaban por convertir una reparación en un acto de rebeldía; en una declaración práctica de principios. Somos muchos los que encontramos una satisfacción inconfesable en el uso prolongado de los productos, más allá de los cálculos de los fabricantes.

El desarrollo de internet ha facilitado que, aquí y allá, aparezcan redes y foros de “frikis” de la reparación. Gente que está decidida a dar nueva vida a nuestras pertenencias. Una de las más conocidas es iFixit, que permite acceder, de forma gratuita a más de 18.000 manuales de reparación, y acumula más de 70.000 soluciones aportadas por los usuarios de este portal.

En iFixit se defiende la reparación como un derecho: el derecho a “abrir y reparar” todas nuestras pertenencias “donde, cuando y como quieras”. Para ello iFixit advierte que el fabricante debe facilitar que el producto sea reparable por uno mismo o por el servicio de reparación de nuestra elección, proporcionando los manuales y herramientas diagnósticas empleadas por los distribuidores o desbloqueando los elementos de software de nuestros aparatos.

La reparabilidad como criterio de compra

Hay sectores de la industria que defienden que la obsolescencia programada no existe. Existen, sin embargo, evidencias que lo desmienten, como aparatos con mecanismos diseñados para interrumpir su vida útil a partir de un cierto número de usos o acuerdos entre empresas para limitar la duración de determinados productos (ver el documental «comprar, tirar, comprar»). Sin embargo, más allá de estas pruebas escandalosas, lo cierto es que existen diferencias muy notables en las duraciones y en las facilidades para la reparación de los productos que podemos encontrar en el mercado.

Ciertamente, hay fabricantes que consideran que la información relativa a la reparación es de su propiedad y obstaculizan el trabajo de los reparadores independientes. Sin embargo, también hay otros que facilitan la reparación de sus productos.

iFixit.org clasifica a los productos de consumo según la facilidad para su reparación. Por ejemplo, ha elaborado un ranking de reparabilidad para el caso de los smartphones que permite comprobar que algunos modelos de móviles tienen un diseño modular que permite reemplazar la batería y la pantalla en segundos sin necesidad de utilizar herramientas los módulos de menor tamaño pueden ser cambiados utilizando un destornillador estándar facilitan las instrucciones de desmontaje impresas en el propio móvil mientras que otros son virtualmente imposibles de abrir sin producir daños sustanciales a la caja tienen la batería enterrada en la placa base y adherida
https://www.ifixit.com/smartphone_repairability