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Viviendas bioclimáticas, una baza para el ahorro de energía y el futuro del planeta

El resurgimiento de la construcción tradicional, unido a la crisis energética y medioambiental, ha favorecido el estudio de la vivienda bioclimática.

Las tendencias actuales han favorecido el impulso de la bio-arquitectura y las viviendas bioclimáticas. Según Sto Ibérica, con ellas se puede conseguir un ahorro energético de hasta el 80%.

El desarrollo de las ciudades hizo olvidar en su momento la tradicional relación entre construcción y entorno. Durante miles de años, el hombre utilizó los recursos que le proporcionaba el medio natural en el que vivía para edificar su vivienda. Aprovechó, además, circunstancias que aumentaban el confort. Así, la orientación de fachadas y ventanas para captar la luz y el calor del sol o la utilización de materiales térmicos.

La industrialización, la masificación urbana y la abundancia de combustibles fósiles favorecieron la creación de viviendas, oficinas y centros poco sostenibles. Eso nos hizo olvidar lo que hoy conocemos como vivienda bioclimática.

Sin embargo, las necesidades actuales han dado un giro a la forma de construir y han ayudado a desarrollar la bio-arquitectura y la vivienda bioclimática. Esta tendencia va adquiriendo un protagonismo relevante en todo el mundo. Su objetivo es restablecer la armonía entre el hombre y la naturaleza.

La idea de recuperar la relación entre el ser humano y el medio es, en definitiva, fundamental para no continuar deteriorando nuestro planeta. Pero también, para hacer perdurar la forma de vida que conocemos. De ahí, las tendencias actuales de la bio-arquitectura. Si pensamos en un edificio como un ser más, asumiremos que sus materiales producen un impacto ambiental, que utiliza agua limpia y expulsa aguas residuales, que consume energía y emite calor, radicación y contaminación.

Diseño de viviendas bioclimáticas
Las tendencias dirigen las construcciones hacia una mejor respuesta al clima en el que están situadas, proporcionando mayor confort con menor gasto de energía convencional. Para conseguirlo se crean edificaciones concebidas como si fueran seres vivos, con una actitud ante la naturaleza activa, de intercambio continuo.

El diseño permite que se aprovechen todos los recursos naturales al alcance, tales como agua, sol y aire, con el objetivo de garantizar una adecuada temperatura, pureza del aire, humedad relativa, ventilación y radiación solar.

Los factores que el diseño bioclimático tiene en cuenta son:

Ubicación de la casa y de las diferentes estancias de su interior, para aprovechar la luz y el calor del sol
Sistema de ventilaciones cruzadas para facilitar la circulación de corrientes de aire naturales que permitan calentar o refrigerar las distintas dependencias
Empleo de materiales naturales, aislantes, no tóxicos
Utilización de energías renovables, placas fotovoltaicas, pequeños aerogeneradores, calderas de biomasa, bombas de geotermia, minicogeneración (basada en la producción de electricidad mediante un proceso de combustión del que se extrae calor para reutilizar en calefacción o agua caliente).

Estrategias bioclimáticas
Los expertos de Sto Ibérica apuntan estrategias para que las viviendas afronten el verano español:

Orientación para proteger la vivienda del sol. En general, en el hemisferio norte, lo mejor es orientar la vivienda al sur. Es bueno el uso de elementos pasivos, como voladizos o porches, para evitar la radiación directa.
Aislamiento y revestimientos en colores claros. Es bueno prestar atención a soluciones constructivas de cerramientos, huecos y puentes térmicos. Y también será importante el uso de pinturas o materiales reflectantes térmicos en la cubierta o fachada del edificio. Según los expertos de Sto, un tejado color claro comparado con uno oscuro puede reducir la ganancia de calor entre un 25%-35%.
Ventilación cruzada. En una vivienda bioclimática, la ventilación es clave. Renueva el aire (preserva condiciones higiénicas), incrementa el confort térmico en verano (movimiento del aire) y disminuye el calor acumulado en muros, techos y suelos. Para conseguirlo, las ventanas estarán ubicadas en fachadas opuestas, transversales a la dirección de los vientos dominantes. En los días calurosos de verano, lo eficaz será ventilar únicamente durante la noche.
Forma compacta e inercia térmica. La forma de una casa determina en gran medida el consumo de energía. Por ello, lo recomendable en términos energéticos es que tenga una forma compacta sin numerosos huecos, entrantes y salientes. La altura para conseguir una mayor ventilación también será importante.
Integración de energías renovables. Para cerrar el círculo del ahorro energético y consumo de generación propia, este tipo de construcciones también tienen en cuenta la integración de energías renovables. En este caso, las fuentes más empleadas son la energía solar fotovoltaica, solar térmica, eólica, aerotérmica o geotérmica.

Otras soluciones
Además de las soluciones anteriormente descritas, hay otras adicionales que también contribuirán a afrontar el clima veraniego español:

Vegetación. Ubicados en lugares adecuados, los árboles (especialmente de hoja caduca), setos, arbustos y enredaderas proporcionan sombra y mayor frescor. Rodear la vivienda de vegetación (césped, plantas…) o con pavimentos transpirables.
Doble fachada o muros trombe. Crean una segunda capa sobre el muro de la edificación, generando una cámara con corriente de flujo de aire.
Materiales. Aprovechamiento de los recursos que el entorno proporciona. Los materiales constructivos deben requerir poca energía en su transformación o para su fabricación.

Fuente: Energy News