Avance en los supercargadores para que la carga de vehículos eléctricos sea en minutos
Existe un avance en una investigación realizada por las universidades de Surrey y de Bristol para que se puedan recargar los vehículos eléctricos en pocos minutos.
Buscando superar el mayor problema de la baja densidad por kilo, se buscarían resultados con densidades de energía de hasta 180 whr/kg. Alcanzada esa meta, no solo se superarían los resultados de las baterías de ion de litio, sino que la tecnología podría tener el campo abierto para su uso en estaciones de carga de coches eléctricos y, también, para su aplicación en los dispositivos portátiles del futuro.
Según Brendan Howlin, de la Universidad de Surrey, “podríamos estar ante el inicio de un nuevo capítulo de la tecnología de bajo coste para el almacenamiento energético, que puede perfilar el futuro de la industria y de la sociedad en los próximos años”. Esta investigación, de llevarse a la práctica, “promete hacer posible la carga rápida de coches eléctricos, además de ofrecer métodos asequibles y necesarios para almacenar la energía captada de fuentes renovables”, añade Donald Highgate, exalumno de la universidad y director de investigación de Superdielectrics.
La empresa prevé habilitar un centro de producción para esta nueva tecnología de supercargadores luego de la fase de investigación. Sin embargo, los detalles se mantendrán en privado por una solicitud de patente en curso. Los investigadores comprobaron que un equipo construido ad hoc con nuevos materiales poliméricos ha alcanzado valores prácticos de 4F/cm² con electrodos lisos en metal de bajo coste, y de entre 11 y 20 F/cm² con electrodos de acero inoxidable tratados especialmente. Los capacitadores existentes en el mercado alcanzan los 0,3 F/cm², con lo que el avance es significativo. De ahí que se considera superado el problema clásico para la extensión del uso de supercapacitadores. Hasta la fecha, su densidad por kilo se quedaba en una vigésima parte que la de las baterías.
Para poner a prueba su idea y cosechar los resultados descritos, el equipo probó los materiales por dos cauces. El primero fue el uso de pequeñas células de una capa que, con una carga de 1,5 voltios durante entre dos y cinco minutos, se pusieron a prueba en distintos equipos, entre ellos un ventilador. En paralelo, se testó el sistema en una batería de tres células que se cargó a alta velocidad a 5 voltios y permitió operar una LED. Pese al buen comportamiento, el camino por recorrer es largo. Lo sintetiza Ian Hamerton, del Departamento de Ingeniería Aeroespacial de la Universidad de Bristol. “Nuestro principal desafío ahora es convertir estos hallazgos científicos en un dispositivo de ingeniería robusto”.
Fuente: Eco Inventos