El maíz crece en superficie, con foco en la sustentabilidad
En 2018, el presidente de la Asociación Maíz y Sorgo Argentino (Maizar), Alberto Morelli, estimó que la producción podría extenderse y crecer con fuerza en la Patagonia, con el fin de engordar bovinos para abastecer de carne a Japón (sólo permite el ingreso de cortes de animales producidos en esa zona del país, libre de aftosa sin vacunación).
Este año, en tanto, durante la edición de Expoagro que se realizó en marzo pasado, el dirigente aseguró que se están haciendo los primeros ensayos en Misiones: la cosecha allí se destinaría a ganaderos del sur de Brasil.
El crecimiento de la superficie sembrada con maíz en los últimos años es un dato clave para la rotación de los cultivos y para la sustentabilidad del modelo agrícola extensivo. De hecho, en Córdoba ha mejorado la relación del cereal con la soja.
La gran paleta de variedades de semillas permite que se siembre desde septiembre hasta fines de enero, y se coseche desde marzo hasta septiembre. Por eso, no es inusual que la siembra de una campaña inicie cuando todavía no finalizó la cosecha de la anterior.
Tanto la extensión en las zonas que puede abarcar como las «ventanas» de siembra y cosecha son muy superiores a las que ofrece la soja. Todo esto es posible gracias a que se trata del cultivo más «tecnológico», en relación a la biotecnología que tiene aplicada a través de la genética.
Una muestra: desde 1996, la Comisión Nacional Asesora de Biotecnología Agropecuaria (Conabia) aprobó la comercialización en la Argentina de 55 variedades de semillas con modificaciones genéticas: más de la mitad (30) corresponden a maíz, casi el doble de las autorizadas que hubo para soja (16).
Fuente: La Voz del Interior